martes, 12 de enero de 2016

Año nuevo con sabor a café

Hola de nuevo y como se me está volviendo costumbre quiero pedir perdón por estar tan desaparecida, entre graduarme, las fechas de fin de año y la búsqueda interminable de trabajo no he tenido mucho tiempo de prender el computador. Este fin de año fue diferente, primero: porque lo pase en armenia y no en la finca de mi abuela como de costumbre, segundo: no mire mi lista de propósitos del 2015, no porque no los haya cumplido (no los recuerdo todos) sino porque estoy muy conforme con el año que paso y tercero: para el 2016 no hice una lista de deseos enumerada, este año quiero que mi corazón y mi cabeza me guíen sin imponerme algo que podría cambiar, quiero que cada día vaya formando mi futuro sin presiones.

Empecé el año en la fiesta de san silvestre del “armenia hotel” fue muy emocionante porque nunca había estado en una fiesta de fin de año, la comida, la decoración y el ambiente me hicieron sentir que fue la manera perfecta de cerrar el año en que me convertí en una profesional. Pero no es eso de lo que realmente quiero hablar, hoy les quiero contar acerca del eje cafetero, región colombiana llamada así por su gran producción de café. Siempre lo he dicho, soy una orgullosa capitalina y aunque mi corazón pertenece a Bogotá, llegue profundamente enamorada de Armenia, Salento, Montenegro, el valle del Cocora, Quimbaya y el río la vieja (de haber pasado más días agrandaría esta lista).


Mi travesía empezó en el parque del café, es un parque de locos, porque es una mezcla entre parque de diversiones, museo, parque cultural y sendero ecológico, de verdad fue una experiencia invaluable, la pase delicioso, llegamos a las 9 am y me fui a las 6pm y aun así no pude realizar todas las actividades. A pesar de sus 35° constantes de temperatura disfrute como si fuera una niña pequeña, corrí, me moje, me subí a las montañas rusas, conocí un poco más de la cultura del café y me embelese con un paisaje que me lleno de calma y felicidad. Llegamos tan cansados al hotel que ese día solo estuvimos un rato en la piscina, cenamos y a dormir.

31 de diciembre de 2015 empezó a las 6am, nos recogió Fernando el conductor de una Van que nos hizo sentir en casa. La idea era realizar un viaje por los pueblos cercanos a Armenia, tomar mucho café y comprar artesanías locales. Así fue, si no hubiésemos tenido la cena de fin de año en la noche nos habríamos quedado conociendo más. Este día empezó en salento, pasamos primero al valle del cocora pues casi todo estaba cerrado porque era realmente temprano. El valle del cocora es el hogar de la palma de cera (nuestro árbol nacional) es un lugar donde puedes caminar o andar a caballo, es enorme y extremadamente hermoso. En salento estuvimos en el mirador y comprando artesanías, encontrar tanto extranjero y turista colombiano me hace darme cuenta de lo maravilloso que es este país, es la casa de muchos y si vienes sencillamente quieres volver, el café y los colores de las casas son una mezcla inexplicable de alegría.

El fin de año terminó como les comencé esta historia, termino lleno de alegría, paisajes nuevos y unos cuantos kilitos de más, el 2016 empezó de la misma manera y durmiendo solo 3 horas, pero cuando uno viaja no va a descansar así que no paramos y con la mayor energía siguió esta travesía. El 1 de enero comenzó en un jeep willys rumbo a Quimbaya para el balsaje por el río la vieja, un río que divide el departamento del valle y el de Quindío, les cuento que es una experiencia maravillosa, ver el paisaje y nadar en el río, no se sencillamente te llenas de energía, te conectas con la naturaleza y llegas renovado. Sí así de enamorada estoy, luego llegar al hotel a las 6pm entrar a la piscina y como la pereza nos pudo, pedir un domicilio de pollo a frisby :D



Pd: de verdad quisiera contarles todoooo con detalles y subir las mil fotos del paisaje.

Ratona Viajera

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